Estoy aquí, por fin vuelvo al sueño del silencio sonoro, dulce, arcaico. Y la nostalgia por lo perdido, me hace disfrutar aún más de este momento mágico. Estoy sola, y de pronto entra en mi alma y en mis sentidos, una paz de siglos, un reencuentro con el todo auténtico, puro, me reconforta hasta el extremo de olvidar el por qué de esta situación. He pasado a otra dimensión. Cada sonido se convierte en vida, cada vacío aparente está lleno de historia material e inmaterial. Esto es a lo que siempre me he referido en mis humildes discursos, a que todos comprendiéramos esta riqueza de paz y sintiéramos la red invisible de los siglos, que comprendiéramos lo que hay que valorar del Patrimonio, que no sólo es lo que vemos o percibimos con los ojos o lo que sabemos por aprendizajes estudiados, si no que es algo más, casi más importante, que de tan invisible y sutil lo ignoramos, pero sin que lo sepamos nos HACE, y nos recuerda en momentos especiales y extraordinarios, su Importancia, es el Patrimonio Intangible, ese que nos da la envoltura de HUMANOS verdaderos, el que nos potencia los sentidos y la unión con la vida, recordándonos que somos porque fuimos, que somos porque sentimos.
Fátima Gibello
Fatima, no podía estar más de acuerdo contigo. Pasar por aquí y ver este video y esta entrada me ha llenado en unas fechas como estas, que tanto buscamos en nuestros adentros. Los recuentros con las raices de uno son siempre terapeúticas y muy necesarias, gracias Fátima es así de fácil, sencillo y barato. Un saludo.